Victoria: ¿Qué te apetece, un té o un café? Si quieres también puedo ofrecerte vino blanco.
Francisco: Siendo ya la hora que es, me tomaría un buen aperitivo fresco.
Victoria: Perfecto, yo tomaré lo mismo. Ahora llego. ¡Relájate! y hecha un vistazo por la ventana, vale la pena.
Francisco, seducido por el entorno, se queda mirando una vieja tela de araña olvidada y polvorienta que cuelga de un hilo del techo, el vaivén de su balanceo lo hipnotiza. La ventana abierta, no piensa en nada, sólo una remota idea le atraviesa el alma, como los siglos sin volverse loco. Pasados unos minutos, aparece Victoria.
Victoria: Toma, está fresquito, lleva desde las once de la mañana en la nevera. Bueno, ¿qué tal? Cuéntame, ¿Cómo te sientes?
Francisco: Como un martillo de cristal, regular, siento entre los pelos un rumor de sensación alienígena y no me gusta.
Victoria: ¡Amén!, ¿De qué granero sacas la paja? ¿Qué me dices?
Francisco: ¿No te acuerdas?
Victoria: ¡Mi madre! ¡La virgen del jíbaro!
Francisco: Vamos a ver, la teoría del cuadrirondo endopráctico aplicado al elástico ángulo del subjetivo grado al cuadrado, de una circunferencia al vacío sin fondo.
Victoria: ¡Ah!, sí. Sobresales hombre, ¡qué movida!. Está dando mucho que hablar tu teoría. Ayer escuché en la radio a unos doctores pulsistas debatiendo discutidos y enfadados conceptos respecto al aspecto triangular extracurricular de tu teoría, decían: “la fusión de sus ángulos sería la nueva curva, que representarían los nacidos en la esfera cuadrironda, sean así cuadrados o redondos, sin tener en cuenta la clasificación en desuso del doble rombo, que sería la excepción que podría confirmar precisa y mismamente el ángulo del subjetivo grado. Frente a la trifulca calvicie de los nuevos pelos entre pedos, una peluca en soledad. No te arrepientas Francisco, ¡las trazadas líneas! Yo diría que sí, que se aplican. Esta primavera-verano puesta a punto del vestuario iluminado. Son pequeños circuitos eléctricos camuflados, que responden a un microinterruptor sensor, cuando el calor del cuerpo traza las costuras del diseño, se ven por la noche y funcionan igual a la luz del día.
Francisco: ¿Qué tendrán que ver los disfrazados circuitos con la temática del cuadrirondo? ¿Y cómo se lavan? No hay medida. Una buena manera de generalizar la teoría, sería haciendo X con todo. El nombre X, el factor incógnito sería la seducción de uno mismo y de la mano profunda que desde el bolsillo toca al suelo, en busca de los cuerpos. Me pierdo. Enséñame tu pierna Victoria, siempre andas con pantalones, como grullas sublimes bien dibujadas entre linces, las tienes encerradas. Llega la primavera, dale cara a tus rodillas, tienes que enseñarlas más.
Victoria: La discusión radiofónica de los aventureros doctores entrenó el tumulto temporal de tus ojos, sabes que existe una especie de animal que posee un hueso en el pene, no necesita erección, una maravilla de la naturaleza, está siempre erecto, en su regadío de canales fluviales, es el rey de la selva.
Francisco: No seas bélica Victoria, yo sólo tengo un hueso y se llama escéptico, es un personaje más o menos dramático, pero desengañado, ¡corazón!, ya me conoces ¿Verdad?
Victoria: A mí me gusta que me besen el ombligo con la lengua suavemente, me produce sensación. No te olvides Francisco, me diagnosticaron nictalopía aguda. Cada vez que te veo no te conozco, no me devuelvas las tripas que te he visto, te veo y me gustas cuando me hablas en teoría de vanguardia, en actitud de risa, burla y caricatura, no me devuelvas las tripas, ¡tripón!¡Venga hombre! ¡que me tienes aquí como palmita!, porque al fin y al cabo, será de cabo a rabo.
Francisco: ¡Están llamando a la puerta!
Victoria: No empecemos con el derrumbamiento de la entrepierna, pues es difícil prescindir de aquellos valores que desde la infancia han dado sentido a una vida. ¿Quién será? La mañana de una isla flotante ¿quién será?, y en la tarde, las sirenas de la ascensión social, ¿quién sabe?La venta ambulante de un cono mágico, es posible. Esta puerta es la misma que enfrente.
Francisco: ¿Va usted muy lejos señorita? ¡Otra vez! Están llamando Victoria ¿Quieres responder, o lo hago yo?
Victoria: Hola, ¿Quién es? ¡Qué sorpresa!, no hay problema, sube, sube. Estamos con el aperitivo y esperamos más amigos.
Francisco: ¿Quién es?
Victoria: Es Laila, la conocí el sábado pasado en el Eco Club, a las cinco de la mañana cuando cerraron, nos invitó a todos a terminar las copas en su casa. Nos dieron las nueve largamente, y sin paréntesis acabamos en el campanario de la Iglesia de St. Gèry, su tía fue monja y ella guardó las llaves. Laila nos decía entre las campanas, la única salida, cumplir el deseo. Aleteando rápidamente sus desequilibrados brazos en el aire, anidó sus dedos en las palmas de su mano, tocó con los nudillos tres veces la puerta de entrada y dijo: En cinco minutos suben a tocar la gloria de los vencidos. ¡Vámonos! Hay que salir del mundo donde nacemos para vivir.
Francisco: ¿A dónde vas?
Victoria: A ninguna parte, sólo tenía frío en los pies. Las aspiraciones con creces crecen.
Literaturmagazin Calidoscopio, Madrid